sábado, 18 de marzo de 2017

¿Y qué más da?

Bueno es ir a la lucha con determinación, 
abrazar la vida y vivir con pasión, 
perder con clase y vencer con osadía, 
porque el mundo pertenece a quien se atreve.
Vida, Charles Chaplin.


Hoy me he preguntado de quién es el mundo y no he sabido responder con claridad. Al principio pensé en la gente poderosa, poderosa de dinero, esa gente millonaria. Pero no...
No nos engañemos, el mundo no es ni de los más ricos, ni de los más guapos, ni de los más inteligentes. El mundo es de aquel que pasa a la acción, del que la saca a bailar y del que hace la llamada. De aquel que no se encoge ante el primer “no”, de quien se niega a vivir de prestado lo que por derecho le pertenece y de quien se ama lo suficiente como para poner sus sueños por encima de su ego. 

He visto a personas con talentos envidiables. Personas que teniendo mucho han conseguido poco y personas que con poco han logrado mucho. He visto a personas de extraordinaria belleza esperar a ser elegidas en lo alto de su torre y a personas de – digamos – dudoso atractivo dejar a un lado la carcasa y asaltar un corazón. Por todo ello, he llegado a una conclusión: el mundo no es de quien más tiene o más anhela, sino de aquel que es capaz de quererse sin medida, apartar de un golpe lo superfluo y lanzarse sin reserva tras aquello que desea.

El principal motivo por el que no sacamos el máximo partido a la existencia no es que no dispongamos de las capacidades adecuadas, sino que vivimos esperando a que el entorno nos de su aprobación para actuar. 
Nos inunda el miedo. Nos invade el sentimiento de que, como acabamos de llegar, el mundo es propiedad de otros y que debemos pedirles permiso para hacer lo que queremos hacer.

Cada vez que sientas miedo ante algo que te ilusiona y estés a punto de echarte atrás, pronúnciate a ti mismo estas palabras: ¿Y qué más da?, qué más da que falles, que no consigas lo que te propones, tienes mucho tiempo más para intentarlo. Te caes pero te vuelves a levantar.
Cuando te amas, amas la vida. Cuando te ves hermoso o te sientes poderoso tal como eres, la vida se vuelve hermosa y llena de riqueza.


Emprende, llama, dile que le amas, arriesga… ¡Juégatela! Y si fallas, recuerda: “¿Y queeé más daaaa?”.

sábado, 4 de marzo de 2017

¿Dónde está el fallo?

Ante crímenes atroces,
¡no podrán callar las voces!
de la gente al reclamar.
¡No queremos más violencia!
de los hombres sin conciencia,
"Ni una menos" proclamar.
No podrán callar voces, Arjona Delia.


Hoy me he levantado y lo primero que he visto al encender la televisión ha sido: "2017 ha tenido un inicio trágico. En los primeros 61 días del año han sido asesinadas 15 mujeres, según los datos oficiales del Ministerio de Sanidad, además de los casos que aún están por confirmar y que todavía no son oficiales".
Después de pararme a pensar un poco sobre esto que acababa de escuchar, no podía dejar de preguntarme qué es lo que está fallando para que esto ocurra. ¿No se supone que actualmente estamos llenos de información sobre esto? Hay campañas de sensibilización, hay charlas en los colegios, hay manifestaciones..., ¿qué está pasando?

- Para empezar, esto es un compromiso de toda la sociedad: denunciar cualquier delito público es una obligación moral y legal para profesionales y particulares.
Y es que los fallos y defectos que hay ahora mismo en la legislación son varios: la mujer tiene que tener una valoración de riesgo en el momento en el que pone la denuncia porque no todos los riesgos son iguales. Y hay muertes que se podrían haber evitado si se les pudiera haber dado protección, si hubiéramos podido llegar a la víctima porque la familia lo ve, los sistemas sanitarios lo detectan etc.

- Después, hay que saber que denunciar conlleva riesgo: la mujer que toma la decisión de querer recuperar su libertad está dando un paso también a un incremento del riesgo a que la maten. Y hay que decirle que el sistema le va a dotar de una serie de medidas de protección para que sepa que si denuncia el sistema le va a apoyar.

- Educación en valores que no diferencie roles de hombre y mujer: la violencia de género no podrá ser erradicada si no se busca y se ataja el machismo que aún perdura en la sociedad. Y eso, hay que hacerlo desde la escuela y las familias. Cualquier hombre, de cualquier edad, nivel socio económico y cultural puede ser un agresor y cualquier mujer una vícitima porque todos hemos crecido con la misma educación y se necesita una educación en valores que no diferencie en roles distintos para la mujer y para el hombre.

Que podemos rebelarnos. Decirles que no. Darles puerta. Nunca es pronto. Ni tarde. La culpa no es nuestra, sino suya.