miércoles, 24 de mayo de 2017

Lo bueno de ser malo en algo

Porque dejarte vencer,
porque dejar de luchar,
porque tener que rendirte,
porque querer desmayar…
si la guerra no es perder una batalla…
y si se pierde una,
es dar un paso atrás
para dar un salto adelante.
Seguir adelante siempre, Remlid.


Para Karen Rinaldi, el surf se ha convertido en una obsesión durante los últimos quince años. Quizás la imaginas como en esos vídeos donde un surfista se desliza perfectamente por una ola, pero la mayoría se queda muy lejos de esos vídeos. 
De hecho, ella dice que apesta surfeando: "Me caigo y azoto. Mi propio tablero me golpea en la cabeza. Me quedo sin aliento cuando me revuelca una ola de 1,2 metros. Me doy por vencida cuando las olas se elevan y nado de regreso a la orilla. Cuando sí monto una ola, rara vez lo hago con gracia."

Entonces, ¿por qué continuar: por qué practicar algo en lo que nunca seré buena?: Porque es bueno ser malo en algo. Con cada golpe se hace más humilde, más paciente, más libre de la presión de ser perfecta o la mejor en esto. Libre de aprender y disfrutarlo.

Cuando aceptas los fallos como parte del proceso, cada ola se vuelve una oportunidad. Siempre hay una y y luego otra y otra después de esa. Las olas llegan.

Las olas siempre llegan.

jueves, 11 de mayo de 2017

¿Qué es el tiempo?


Preciso tiempo 
necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él.
Tiempo sin tiempo, Mario Benedetti.


¿Dónde y cuándo ocurrió el Big Bang?: En ningún lado, en ningún tiempo. El Big Bang fue el punto de partida, el inicio del tiempo y del espacio. Un espacio que está en constante expansión.
Según la teoría de la relatividad, tiempo y espacio no son piezas separadas... Sino partes de un mismo tejido: el espacio-tiempo.

¿Por qué el tiempo "avanza"?: El tiempo se expande porque el espacio se expande. Como son parte del mismo tejido, si se genera más espacio se genera más tiempo. 
Si esta teoría es correcta, los viajes en el tiempo serían improbables. No podríamos viajar al pasado porque al hacerlo exigiría decrecer la cantidad de espacio en el universo. Y no podríamos viajar al futuro porque ese espacio aún no se ha creado.

domingo, 30 de abril de 2017

Cómo ver el mundo con nuevos ojos

He de cambiar
la vida por la muerte,
la espada por la tierra,
la entraña por el gusano,
la guerra por la paz eterna.
He de cambiar, Pablo Carvajal.


Según el neurocientífico Beau Lotto, así podremos ver el mundo con nuevos ojos:

El primer paso es aceptar que estamos sesgados: Nuestra visión del mundo se basa en suposiciones propias y heredadas, no en hechos. No importa en qué creas, todos estamos sesgados sin excepción.

El siguiente paso es identificar esos sesgos a través de la diversidad, la exploración y los viajes:

  • Nada como viajar para combatir los prejuicios, la intolerancia y las mentes estrechas.
  • Viajar te vuelve más modesto. Te hace darte cuenta del pequeño espacio que ocupas.
  • Te balancea a lo desconocido, magnifica las emociones, te obliga a descubrir nuevos caminos.
  • Te hace darte cuenta de lo equivocado que estabas respecto a otros.
  • Al final del trayecto tu mente se habrá expandido, las brechas se habrán llenado. No regresarás con nuevos paisajes en tu cabeza, sino con nuevos ojos para ver el mundo.


Finalmente, una vez identificados, necesitamos cuestionarlos: Esta es la parte más difícil porque todos odiamos la incertidumbre y nada nos da tanta certidumbre como nuestras creencias
Pero solo cuando nos deshacemos de las certezas podemos ver el mundo con nuevos ojos. Esta es la base de la creatividad y el conocimiento: la humildad (para aceptar que no sabemos), la curiosidad (para hacer y preguntas) y el coraje (para buscar respuestas).

martes, 18 de abril de 2017

La gente que triunfa


Es difícil triunfar en esta vida
pues prima poco 
el buen hacer con calidad 
y se valora 
el amiguismo y el enchufe
como si fueran 
virtudes de verdad.
Triunfar, Anónimo.

Ya sé que lo sabemos. Que lo sabemos pero que no lo sabemos. Por eso, quiero recordarlo: el éxito no se mide en status, posesiones o reconocimiento, sino en esfuerzo, valentía y corazón. Sí, sí, ya sé que lo sabemos, pero si te digo que pienses en una persona de éxito, ¿en qué piensas? ¿En una persona sonriente y de ojos brillantes rodeada de amigos o en alguien de traje, corbata, cochazo y "buena" reputación? Que sí, que sí, que ya sé que lo sabemos, pero ¿cuánto de tu tiempo y dinero inviertes en ropa, coche, tecnología… y cuánto en mejorar como persona? Lo sabemos, pero no lo sabemos.
Así somos, capaces de llorar y gritar de emoción cuando vemos a nuestro ídolo meter un gol al máximo rival e incapaces de dar las gracias a una madre o un amigo que nos ama con devoción. Somos capaces de entregar muchas horas de nuestro tiempo a programas basura de marujas y pocos minutos a aquel colega con el que tantos buenos momentos disfrutamos ¿Y si estamos aplaudiendo a las personas equivocadas? ¿Y si estamos dando las mejores ovaciones a quienes no merecen tanto y guardamos silencio con las más bellas personas?
Quizás lo mejor sea apagar la TV, pasar de ese juego absurdo, marcarnos cotas más altas y empezar a medirnos en términos humanísticos en lugar de hacerlo en términos mercantiles. El siguiente reto que debe marcarse la humanidad debe ir encaminado a un mayor desarrollo de las capacidades personales, creativas y a una mayor contribución a la sociedad. 
La gente que triunfa sabe que ‘llegar lejos’ no es ser famoso, adinerado, o quedar el primero, sino ser por la noche mejor de lo que eras por la mañana. Sabe que no necesita el reconocimiento para saber qué es lo correcto y que vale más la pena una noble acción silenciosa que una vulgar aplaudida.
Disfrutemos de los resultados de nuestro equipo, perdamos la voz con nuestro cantante favorito, celebremos los logros de quien lo merece, pero no olvidemos nunca lo que de verdad importa y lo que realmente tiene valor, porque quizás tengamos a un triunfador a nuestro lado y no le estamos dando el abrazo que merece por estar mirando al lugar equivocado.

miércoles, 5 de abril de 2017

Adiós animales...


En la premeditación
de tan hondo barbarismo
vuelca el hombre su cinismo
y en su ambición irredenta,
parece no darse cuenta
que se destruye a sí mismo.
El payador urbano, Mario Rojman.


Hoy en día, mucha gente ya conoce los peligros de la extinción de los animales pero siempre es necesario recordar este gran problema.


Según la WWF, estamos ante una extinción masiva. En los últimos 40 años, la población de animales se ha reducido 60%. Se calcula que para el 2020, dos tercios de los animales salvajes desaparecerán.
Y a pesar de que no es la primera extinción masiva que sufre el planeta...

Elevación de océanos por glaciación.
Erupciones volcánicas.
Posible impacto de meteorito.
Fragmentación de Pangea y erupciones masivas.
Impacto de meteorito.
Humanos.
...sí es la primera vez provocada por nosotros.

Limitar el perjudicial cambio climático se ha convertido en un eslogan para luchar contra esos males. Pero las soluciones a la actual crisis de extinción deben ir mucho más allá.
Debemos también ralentizar urgentemente el crecimiento de la población humana, reducir el consumo y la caza excesivos, conservar lo que queda de las zonas vírgenes, ampliar y proteger mejor nuestras reservas naturales, invertir en la conservación de especies en grave peligro de extinción, y votar a líderes que conviertan estas cuestiones en una prioridad.
Sin medidas decisivas, es probable que cortemos ramas vitales del árbol de la vida que podría costar millones de años recuperar.

sábado, 18 de marzo de 2017

¿Y qué más da?

Bueno es ir a la lucha con determinación, 
abrazar la vida y vivir con pasión, 
perder con clase y vencer con osadía, 
porque el mundo pertenece a quien se atreve.
Vida, Charles Chaplin.


Hoy me he preguntado de quién es el mundo y no he sabido responder con claridad. Al principio pensé en la gente poderosa, poderosa de dinero, esa gente millonaria. Pero no...
No nos engañemos, el mundo no es ni de los más ricos, ni de los más guapos, ni de los más inteligentes. El mundo es de aquel que pasa a la acción, del que la saca a bailar y del que hace la llamada. De aquel que no se encoge ante el primer “no”, de quien se niega a vivir de prestado lo que por derecho le pertenece y de quien se ama lo suficiente como para poner sus sueños por encima de su ego. 

He visto a personas con talentos envidiables. Personas que teniendo mucho han conseguido poco y personas que con poco han logrado mucho. He visto a personas de extraordinaria belleza esperar a ser elegidas en lo alto de su torre y a personas de – digamos – dudoso atractivo dejar a un lado la carcasa y asaltar un corazón. Por todo ello, he llegado a una conclusión: el mundo no es de quien más tiene o más anhela, sino de aquel que es capaz de quererse sin medida, apartar de un golpe lo superfluo y lanzarse sin reserva tras aquello que desea.

El principal motivo por el que no sacamos el máximo partido a la existencia no es que no dispongamos de las capacidades adecuadas, sino que vivimos esperando a que el entorno nos de su aprobación para actuar. 
Nos inunda el miedo. Nos invade el sentimiento de que, como acabamos de llegar, el mundo es propiedad de otros y que debemos pedirles permiso para hacer lo que queremos hacer.

Cada vez que sientas miedo ante algo que te ilusiona y estés a punto de echarte atrás, pronúnciate a ti mismo estas palabras: ¿Y qué más da?, qué más da que falles, que no consigas lo que te propones, tienes mucho tiempo más para intentarlo. Te caes pero te vuelves a levantar.
Cuando te amas, amas la vida. Cuando te ves hermoso o te sientes poderoso tal como eres, la vida se vuelve hermosa y llena de riqueza.


Emprende, llama, dile que le amas, arriesga… ¡Juégatela! Y si fallas, recuerda: “¿Y queeé más daaaa?”.

sábado, 4 de marzo de 2017

¿Dónde está el fallo?

Ante crímenes atroces,
¡no podrán callar las voces!
de la gente al reclamar.
¡No queremos más violencia!
de los hombres sin conciencia,
"Ni una menos" proclamar.
No podrán callar voces, Arjona Delia.


Hoy me he levantado y lo primero que he visto al encender la televisión ha sido: "2017 ha tenido un inicio trágico. En los primeros 61 días del año han sido asesinadas 15 mujeres, según los datos oficiales del Ministerio de Sanidad, además de los casos que aún están por confirmar y que todavía no son oficiales".
Después de pararme a pensar un poco sobre esto que acababa de escuchar, no podía dejar de preguntarme qué es lo que está fallando para que esto ocurra. ¿No se supone que actualmente estamos llenos de información sobre esto? Hay campañas de sensibilización, hay charlas en los colegios, hay manifestaciones..., ¿qué está pasando?

- Para empezar, esto es un compromiso de toda la sociedad: denunciar cualquier delito público es una obligación moral y legal para profesionales y particulares.
Y es que los fallos y defectos que hay ahora mismo en la legislación son varios: la mujer tiene que tener una valoración de riesgo en el momento en el que pone la denuncia porque no todos los riesgos son iguales. Y hay muertes que se podrían haber evitado si se les pudiera haber dado protección, si hubiéramos podido llegar a la víctima porque la familia lo ve, los sistemas sanitarios lo detectan etc.

- Después, hay que saber que denunciar conlleva riesgo: la mujer que toma la decisión de querer recuperar su libertad está dando un paso también a un incremento del riesgo a que la maten. Y hay que decirle que el sistema le va a dotar de una serie de medidas de protección para que sepa que si denuncia el sistema le va a apoyar.

- Educación en valores que no diferencie roles de hombre y mujer: la violencia de género no podrá ser erradicada si no se busca y se ataja el machismo que aún perdura en la sociedad. Y eso, hay que hacerlo desde la escuela y las familias. Cualquier hombre, de cualquier edad, nivel socio económico y cultural puede ser un agresor y cualquier mujer una vícitima porque todos hemos crecido con la misma educación y se necesita una educación en valores que no diferencie en roles distintos para la mujer y para el hombre.

Que podemos rebelarnos. Decirles que no. Darles puerta. Nunca es pronto. Ni tarde. La culpa no es nuestra, sino suya.